Hemos ido a ver el atardecer y jugar con delfines. Hemos visto delfines grises y rosados. Este ejemplar es un rosado. Nos ha tanteado, tocado con la cola, jugando a su manera. Pero eran casi tan grandes como nuestra canoa y a veces da miedo cuando te tocan. Desde luego si no te tiran es porque no quieren. Nos cuenta el guía que son enamoradizos de los seres humanos. Los machos jugaban con nosotras, las hembras con ellos. Las comunidades no los pescan, son amigos, y hay leyendas curiosas acerca del amor entre los delfines y las mujeres de la selva :-)